Para que una herencia o testamento sean válidos es necesario que el testador (la persona que otorga sus bienes y obligaciones a otros) se encuentre en un estado psíquico adecuado para la toma de decisiones, es decir, que tenga conservadas la capacidades de comprender lo que se está firmando y de así quererlo.
Entre las principales razones que alteran o anulan la capacidad del testador encontramos estados psíquicos alterados temporalmente (por ejemplo, asociados al consumo de drogas o alcohol), o de manera permanente, tal y como sucede en los casos de demencia o Alzheimer. Del mismo modo, la realización de dicho documento bajo condiciones de intimidación y coacción sería razón suficiente para la revisión legal del testamento. De esta manera, si se percibe o sospecha cualquiera de estas alteraciones en el testador, podría solicitarse una impugnación del testamento.
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